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El pene de mi hermano....relato erotico.

                                                 

Tengo 33 años, me llamo Lidia, tengo un hermano casado un poco mayor que yo, tiene 37 años. Nuestra relación es estupenda, sobre todo con mi cuñada, con la que tengo una confianza tal, que nos contamos todos nuestros secretos más íntimos. Soy bajita y rellenita mis tetas son tan grandes que varias veces he tenido ganas de operarme para quitarme peso, pero siempre me convencen para que no lo haga, sobre todo mi cuñada, que siempre me dice que le doy envidia, mi pelo es largo casi pelirrojo y muy rizado y soy muy blanca de piel, sobre todo en las zonas que no le suele dar el sol, soy un poco chapada a la antigua, por lo que eso de tomar el sol sin bikini, no va conmigo.

Este verano, mi hermano me invitó a pasar unas semanas con ellos en la playa, la idea no me disgustó y accedí a ello. Los primeros días fue todo bien. Algunos días mi hermano por motivo de su trabajo tenía que volver a la ciudad y nos quedábamos Sonia que así se llama mi cuñada y yo solas, cuando mi hermano no estaba mi cuñada era otra, aunque mi hermano para nada era un hombre chapado a la antigua, Sonia no se comportaba de la misma manera, cuando bajábamos a la playa ella solía quitarse el bikini y quedarse completamente desnuda, cosa que yo al principio me negaba a hacer, casi siempre ocupábamos lugares reservados de las miradas de los demás pero a veces era inevitable que los chicos se fijaran en ella, aunque eso a Sonia parecía gustarle, después de varios intentos por su parte, accedí a quitarme la parte de arriba y de esa manera y después de embadurnar mis grandes tetas con crema las dejé al aire. Sonia siempre que me las veía me decía lo que ella daría por un poco más de tetas.

Una mañana después de ver a un chico tomando el sol completamente desnudo, y ver su pene que era de un tamaño considerable, nuestra conversación tomo rumbo a lo sexual, y terminamos hablando de mi hermano, Sonia me dijo que él no tenía nada que envidiarle a ese chico, ya que tenía un pene grande y gordo, yo la recordaba de cuando jóvenes, y aunque la recordaba grande, no tenía ya el tamaño claro en mi memoria, Sonia me dijo lo que ella disfrutaba con mi hermano, que sobre todo usaba su lengua de una manera bestial y sabía darle placer consiguiendo que se corriera varias veces seguidas con solo chuparla, y que algo a lo que ella tenía reparo era a realizar coito anal, ya que sentía que un pene tan grande y gorda le destrozaría el culo, y no accedía a sus peticiones, y de como se había dado cuenta de las miradas de mi hermano hacía mi, observando mis grandes tetas cuando yo no me daba cuenta. Sin darme cuenta pasé todo el día caliente y mojada sin atreverme a decirle que a mi me encantaba el sexo anal, que disfrutaba como una loca con que solo me rozaran el agujero de mi culo, y que algo que nunca había conseguido de un chico es que me lo chupara, me moría de ganas por sentir una lengua dentro de mi culo. Y de solo imaginar la polla de mi hermano en mi culo abriéndose paso me hacía chorrear flujo los muslos abajo.

Sin saber como, esa tarde, comenzó a rondar por mi cabeza seducir a mi propio hermano y sabía que no me sería nada difícil conseguirlo, solo tenía que dejarme ver. Esa noche con el pretexto de que me había quemado las tetas y el culo, lo dije varias veces, y usé una camiseta más gastada y que marcaba más mi figura, y un bikini en la parte de abajo, que algunas veces me metía por la raja del culo, dejando mis nalgas completamente a su visión. Eso provocó en mi hermano la reacción que yo esperaba, su polla pronto comenzó a abultar en sus pantalones y sus intentos para que Sonia no se diera cuenta cada vez eran mayores. Sonia tenía un sueño pesado, sobre todo cuando se tomaba varias copas, así que esa noche fue la noche de las copitas, cargadas para ella, y un solo chorrito de ginebra para mí y para él.

A media noche Sonia ya estaba lo suficientemente cargada para que se pasara 3 ó 4 horas dormidas profundamente, y mis miradas provocativas mirando el gran bulto de mi hermano no pasó desapercibidas para él, no tardó en mandarla a la cama e ir a su dormitorio para cambiarse de ropa y ponerse el pijama con el que solía dormir, cuando volvió al salón, el mástil estaba completamente tieso, y lo que decía mi cuñada era totalmente cierto, el bulto era grande y gordo, más de lo que yo hubiera imaginado, la sola visión de eso, me mojó hasta los muslos, se sentó en un sillón, no podía quitar los ojos y me mordía los labios. No fui capaz de decir nada, me levanté y me dirigí a la habitación de ellos, cerré la puerta de su dormitorio y la puerta del pasillo al salón, cuando volví me quedé parada delante de mi hermano, y sin decir nada, me saqué la camiseta dejando mis grande tetas a su vista, él se bajo el pijama dejando su terrible palo completamente tieso delante de mis ojos, y comenzó a hacerse una paja, me coloqué de rodillas delante de él, saqué su mano y comencé a meneársela yo, sin quitar mis ojos de los suyos, sabía lo que tenía que hacer, sabía que los tíos se volvían locos cuando metía sus penes entre mis tetas y se la meneaba con ellas y mi hermano no iba a ser menos, aunque su terrible tamaño era descomunal, asomaba por encima de ellas y me dejaba la oportunidad de bajar mi cabeza y chupar o morder su gran prepucio, me apetecía como una loca chupársela hasta sentir su corrida en mi boca, tenía que cogerla con las dos manos para poder abarcarla por completo, y solo conseguía meter en mi boca su capullo, le abría las piernas y pasaba mi lengua por su grandes bolas que le colgaban.

Carlos tardó en comenzar a sentir las ganas de correrse, pero sentía que lo iba a hacer pronto, ya me cogía por los pelos, forzando él mismo mis movimientos, me dijo que se iba a correr, supuse que lo dijo por si no quería recibir en mi boca ese rico manjar, pero yo era lo suficientemente glotona para gustarme el sabor del semen en mi boca, además mi propio hermano se iba a correr, como desaprovechar esa oportunidad, lo que nunca supuse fue la cantidad que soltó, los chorros llegaban hasta mi garganta, y no uno ni dos, fueron más de 7 de caliente y abundante leche que me hicieron tragar varias veces aguantando la respiración, podía sentir entre mis dedos como su polla se tensaba para soltar cada chorro, no dejé de chupar hasta dejarla completamente limpia de todo resto, y lo que me sorprendió fue que para nada había bajado la dureza ni el tamaño, mientras se la chupaba me había estado pajeando, por lo que me moría de ganas de enterrar ese mástil dentro de mi coño, me levanté del suelo, coloqué mis pies a cada lado de sus muslos, y apartando mi braga con una de mis manos, con la otro tomé su polla para colocarla en la entrada de mi cueva y comenzar a sentarme encima suya, estaba tan dura que no hacía falta guiarla, estaba tiesa como un palo, y era tan gorda que abarcaba completamente mi cavidad interior, Carlos se había vuelto loco con mis tetas, las chupaba como si le fuera la vida en ello, mordía mis pezones llegando incluso a hacerme daño, él estaba loco con mis tetas y yo estaba loca con su polla, estaba completamente lubricada, pero la sensación de algo tan gordo dentro era sensacional, nunca antes había sentido nada parecido con ningún hombre, me costó trabajo conseguir que su polla entrara por completo, pero merecía la pena sentir como sus huevos topaban con la entrada de mi culo, y sobre todo sentir sus manos apretando mi culo, abriendo mis nalgas y chupando sin parar mis tetas, era lo que toda mujer siempre ha deseado, ser ensartada por algo vivo y que la llene por completo, y quien me iba a decir a mi que iba a ser mi propio hermano.

No se cuanto tiempo estuve botando literalmente sobre él, el suficiente tiempo para correrme varias veces antes de sentir como Carlos comenzaba a moverse debajo mío, buscaba la manera de poder embestirme más fuerte, me volvió a decir que se corría y como pude le dije que no se preocupara que tomaba anticonceptivos, me aplastó contra su pecho, y de esa manera aunque no llegaba hasta el fondo comenzó unos movimientos rápidos que me llevaron de nuevo a correrme al mismo tiempo que lo hacía él, los dos nos quedamos quietos recuperando la respiración, podía sentir como su pene palpitaba e iba perdiendo su dureza dentro de mi coño, se dedicó a acariciar mis costados, tenía las tetas rojas de tanto chuparlas, y mis pezones doloridos, me levanté de encima suya y terminé de quitarme la braguita de espalda a él, mi cabeza no dejaba de dar vueltas, y ahora deseaba su boca en mi culo, y por si en algún momento se le había pasado por la cabeza dar por terminada la sesión, iba a mostrarle una de mis mejores armas, el canal entre mis nalgas y la entrada a mi culo, a mi me encanta mirármela, siempre he pensado que tengo una entrada bonita, es alargada, con pequeñas estrías, de un color mucho más oscuras que mi piel, por lo que resalta y mi agujero es pequeñito, pero engaña, había conseguido meterme hasta la parte central de una botella de coca cola, por lo que sabía que mi esfínter daba mucho de si y estaba preparado para recibir un pene como lel de mi hermano, lo que me daba miedo era el largo, medía por lo menos 25 o 28 cms, y completamente recta, no era un pene que se doblara hacía algún lado, era preciosa, el pene más bonito que había visto en mi vida.

Le di una perspectiva completa de mis nalgas abiertas y la entrada de mi culo, me giré para mirarlo, y había vuelto a comenzar a hacerse una paja, eso era buena señal, le dije que no se fuera a mover que iba al baño, me abrí las nalgas y me empiné para mostrarle el agujero de mi culo, y le dije que quería hacerle un regalito especial, Carlos sonrió, pero antes de que me fuera a mover, se levantó y me dijo pegando su pene medio flácido entre mis nalgas que no me fuera a lavar que le encantaba el sabor de un buen culo. Me indicó que fuera a mi dormitorio, y él se acercó a ver como estaba Sonia. Al andar sentía como chorreaba el semen de mi hermano piernas abajo, y pensé que no debía olvidar limpiar cualquier resto que pudiera quedar cuando todo hubiera terminado.

Lo esperé sentada en mi cama, cuando entró ya traía su pene medio duro, se colocó delante mía y tiró de mi cabeza, estaba medio flácida aun y mucho más rica, me cabía más cantidad dentro de mi boca, y podía sentir las palpitaciones y como se iba tensando con cada chupada, creo que se dio cuenta que lo que yo deseaba no era chupársela a él, sino que él me chupara a mi, me levantó y me dijo que me pusiera a cuatro en la cama, pudo notar mi sonrisa de oreja a oreja, me coloqué como me había pedido y dejé caer mi cuerpo en la cama, podía mirarlo, y con mis manos me abrí las nalgas ofreciéndole una visión completa de lo que se iba a comer, mi hermano se colocó detrás mío, jugó con sus manos entre mis muslos, me abría los labios, sentía como aun salía semen y mis jugos mezclados, pocas veces me había corrido sin llegar a tocarme y esta fue una de ellas, solo de pensar en su lengua recorrer mis partes me había corrido, y esto no pasó desapercibido para él, apretó fuerte mis nalgas en sus manos y abrió mi canal, sentí su lengua en mis vellos, y como fue pasando por todo el canal completo, la sentí pasar por mi clítoris, luego entre mis labios, abriéndolos y entrando dentro de mi coño, salió para recorrer el espacio entre el coño y el culo, ya sabía que iba a correrme cuando sentí el calor de su lengua y su saliva en la entrada de mi culo, apreté el esfínter, por un momento me dio reparo, aunque no había hecho mis necesidades desde la mañana, sabía que podía aparecer algo que no fuera muy agradable, sabía que para hacer sexo anal, una debía estar muy limpia interiormente, pero a mi nunca me había dado asco mi mierda y además tengo que reconocer que me excitaba cuando sentía entre mis dedos esa sustancia.

                                                                  

Mi hermano con los pulgares abrió la entrada de mi culo, y me sacó de mis pensamientos, su lengua se clavó dentro de mi culo, no pude evitar soltar un gemido de placer cuando lo hacía y correrme como una loca, era la primera vez que me corría con una lengua clavada en mi culo y moviéndose dentro de él. Pasaba de mi culo a mi coño, metía los dedos a su antojo, chupaba y mordía mi clítoris, tiraba de mis labios, todos los hombres con los que había estado, parecían que sentían asco a la hora de lamer un coño y jamás se acercaban a un culo, mi hermano parecía disfrutar chupando, quería llegar todo lo profundo que podía, sentía como abría la entrada de mi culo y metía su lengua como intentando alcanzar el manjar que estuviera escondido, me sentía mareada, no sabía si me venía un orgasmo detrás de otro, o era uno solo que no terminaba, me daba lo mismo, el placer que me proporcionaba la boca y las manos de mi hermano, me estaban dejando saciada por primera vez en mi vida, refregaba su cara por todo mi sexo, ya lo sentía irritado y comenzaba a doler, y por mi cabeza no pasó que no podría aguantar el dolor, sino que si seguía sería muy doloroso recibir después su polla, así que le pedí que parara por un momento, a duras penas conseguí que dejara de chupar mi culo, le pedí que se tendiera en la cama boca arriba, lo hizo sin vacilar, su polla aun no estaba todo lo dura que ya la había visto antes, así que tendida a su lado comencé a chupársela, bastaron varias pasadas de mi boca para que tomara el tamaño y dureza ya conocidas, me daba miedo pensar en meterme eso por el culo.

                                                                   

Me senté a horcajadas sobre él, y de una sola vez su pene desapareció dentro de mi coño, me daba miedo, pero con su boca y sus manos había hecho un buen trabajo, estaba tan lubricada, que la polla de mi hermano entraba y salía hasta los huevos de mi coño, era una pasada, sentir mis nalgas chocar contra sus muslos, las dejaba flácidas, y me dejaba caer, sabía que si seguía me correría de nuevo y lo peor mi hermano conmigo, lo notaba en su cara. Paré de moverme y levanté mi cuerpo, puse los pies sobre la cama a cada lado de su cuerpo y me bajé hasta que su capullo tocó mi cuerpo, sabía que esta posición era en la que había conseguido meter más cantidad dentro de mi, le dije que por nada del mundo se fuera a mover, con la boca abierta me dijo que no me preocupara, apreté su capullo en la entrada de mi culo, y le pedí que tirara de mis nalgas para abrirlas, en cuanto lo hizo desapareció dentro de mi culo, comencé a sacarla y meterla despacio pero en cada metida, me la iba hundiendo más y más, los dos estábamos fijos a como iba entrando su polla en mi culo, de pronto sentí que no podría aguantar más y me la saqué de mi interior, debía respirar hondo para recuperar fuerzas.

Carlos me dijo que me tendiera de lado en la cama, quedé del lado izquierdo, la pierna derecha me la dobló y él se colocó sobre mi pierna izquierda, la verdad es que la postura me gustó, podía jugar con mis tetas, estaba descansada, y podría cerrar las piernas impidiendo que las embestidas fueran fuertes, volvió a buscar la entrada de mi culo, estaba decidido a correrse en mi culo, así me lo hizo saber, podía sentir como metía casi hasta la mitad de su polla, con eso le bastaba, aceleraba el ritmo, el placer que me daba era bestial, me iba a correr de un momento a otro, sin poder evitarlo, lo iba dejando que entrara cada vez más adentro de mi, cuanto más sentía en mi interior más placer sentía yo, sus manos abrían con fuerza mi nalga y de pronto sentí como sus huevos golpeaban mis nalgas, la tenía completamente ensartada dentro de mi, lo bestial es que la sacaba casi por completo y la metía con fuerza y eso me daba más placer de lo que había sentido en mi vida.

Como pude lo hice moverse hasta sacarlo de la cama para colocarme a cuatro al filo, con voz más fuerte de lo normal y abriéndome las nalgas para dejarle paso, le dije que me rompiera en dos, sentí el recorrido completo de su verga dentro de mi, fue como si me rompieran de verdad, sentía un dolor en el vientre, pero el placer de sentir su polla entrando y saliendo de mi culo, sentir sus huevos chocando con mi coño, como me tenía sujeta por las caderas y no me dejaba escapar, merecía la pena de todos los dolores del mundo, lo único que no deseaba era que el placer terminara, pero de pronto sentí algo que me quemaba el interior, mi hermano se estaba corriendo, y yo con él, fue la mejor corrida de mi vida, la más intensa, la que me hizo estallar la cabeza, tuve que morder la almohada para que mis gemidos no resonaran en toda la casa. Los dos caímos en la cama, nos abrazamos y quedé dormida en sus brazos.

Por la mañana cuando desperté ya no estaba, me dolía todo el cuerpo, aun tenía dilatado mi esfínter, me dolían las tetas, me daba vuelta la cabeza, no soportaba ningún roce en mis partes, estaba completamente jodida, pero sin embargo no podía quitar la sonrisa de oreja a oreja. El único miedo que me daba era la posible reacción de mi hermano, y solo pensar que solo hubiera sido una noche de desenfreno y que no volviera a ocurrir.

De pronto la puerta de mi habitación se abrió, mi hermano entró completamente desnudo, su verga le colgaba llegándole a medio muslo, era una pasada ver algo tan bello. Me traía un vaso de Colacao me dio un beso en los labios y me dijo que Sonia estaba con una resaca de miedo, así que yo también podía quedarme en la cama recuperándome de la noche pasada.

Desde este verano a la mínima oportunidad follamos como locos, y me derrito de solo pensar en tener su tranca alojada en el culo.

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