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Tantrismo y Alquimia...

Tantrismo y Alquimia...

                                                         

Finalmente, la alquimia parece haber conocido un erotismo sagrado curiosamente similar al del Tantrismo. La cosmología hermética esta íntimamente relacionada en este ámbito, pero de un modo que es muy difícil de establecer con precisión, a las prácticas del "amor cortesano", al "amor provenzal", y finalmente a las que la caballería heredó de las antiguas sociedades pastoriles de occidente a través de la iniciación de hombres jóvenes y que implicaba un simbolismo "ctónico" y "femenino" de la divinidad. Así, aparte de la sociedad patriarcal de la Edad Media, que enfatizaba principalmente la función biológica del matrimonio y que vio en la perpetuación de la especie la excusa para pecados de la carne, sobrevivieron tradiciones más primordiales: una que enfatiza el simbolismo positivo del amor y lo reviste con el propósito de regeneración espiritual. Parece que debe haber existido un matrimonio alquímico consagrado a la consecución de la Gran Obra y que es similar al matrimonio Tántrico del Tíbet, cuya meta reconocida no es la procreación de niños sino la iluminación. Son frecuentes las alusiones a la sonor mystica, a la "consorte de servicio", en los textos de alquimia; todas las operaciones representadas en el MUTUS LIBER son realizadas por una pareja que al final es transfigurada en el HIEROGAMOS del Sol y La Luna; por otra parte, varios textos mencionan que es necesario el esfuerzo combinado de un hombre y una mujer para la consumación de la obre; finalmente la casi mítica renovación de Nicolás Flamel y de la Dama Pernelle enfatiza la importancia acordada por los alquimistas al matrimonio espiritual. De hecho es claro que el amor humano podría ser expandido por las ideas alquímicas acerca de la sexualidad cósmica(y quizás, secretamente, acerca de la "sexualidad" divina). Es también claro que el deseo, experimentado en desapego e inocencia podría ayudar al "hombre rojo" y a la "mujer blanca" a capturar en su fuente misma la femineidad de la "materia". Para la cristiandad occidental el amor puede, a lo más, ser santificado. Para la alquimia, podía tornarse santificante. Esta unión al servicio de la obra no era fácil. Ella implicaba tres requerimientos: El primero parase haber sido una pureza no comprometida y una "sensibilidad espiritual extrema", de modo que el placer nunca se cerrase sobre sí mismo sino que pudiera despertar un amor que se expandiese más y más y se tornase menos y menos individual. Siguiendo el esquema platónico usado a menudo por la alquimia como también por los trovadores, tal amor lleva de la belleza del cuerpo a la del alma, y, finalmente, es reabsorbido en "el amor de Dios quien creó la belleza". Así "la unidad de todos los estados del amor" pudiera llevar del abrazo que ciegamente transmite MORT(muerte)al A-MORS (sin-muerte), el que, siguiendo el profundo juego de palabras de las "cortes de amor", despierta el sentimiento de la eternidad. El segundo requerimiento era por tanto trasponer este amor en amor cósmico. Al final, no era más este hombre o aquélla mujer sino el Sol y la Luna que se unían "para dar nacimiento a Dios".

                                                                    

"En esta segunda operación", escribió Flamel a un pintor que había ilustrado uno de sus trabajos, "Ud. tiene que juntar las dos naturalezas, la masculina y la femenina y tiene que desposarlas. . . esto es, ellas no forman sino un solo cuerpo, que es el andrógino o hermafrodita de los antiguos. El hombre como ha sido dibujado aquí ciertamente se me parece hasta el último detalle, y la mujer representa a Pernelle en una manera vívida. El pintor tenía solamente que representar lo masculino y lo femenino pero le complació dibujarnos aquí como ellos".  Así "el hermafrodita" es la meta, esto es, el secreto origen que impulsa al hombre y a la mujer mútuamente, así como en las doctrinas orientales el niño deseando nacer los reúne en unión puramente carnal. De modo de preparar este "pasaje al final", el matrimonio alquímico no era presentado como una mera fusión, sino como un encontrarse cara a cara lentamente transformado por el "arte" en una unión de complementarios. El tercer requerimiento, la unión de complementarios, relaciona los pasos del trabajo alquímico a las relaciones del hombre y la mujer: la "disolución" de lo negativo masculino en lo positivo femenino, la "fijación" de lo negativo femenino por lo positivo masculino.

Sin embargo, se trata aquí menos de una cuestión de fases sucesivas que de una constante interacción que logra más y más "cristalizaciones" nobles de amor, hasta que se logra la transmutación final. Esta interacción es la clave para la "operación con dos vasos" entre los cuales debe de tener lugar una circulación vivificante y perfectamente recíproca: estos "gemelos"(Gemini)estaban arreglados de modo tal que el producto destilado de cada uno, su ángel, pudiera verterse de modo de purificarlo en la parte opaca del otro. Un intercambio creador que también parece haber constituido uno de los fundamentos del amor provenzal: "Todo tiene lugar", escribe R. Nelly, "como si la erótica provenzal hubiera tratado de injertar en el hombre la cualidad ‘dominante’ de la mujer: cariño por el cuerpo, ’piedad’; y en la mujer el coraje y la virtud masculina. Este injerto, el cual busca que actualizar el andrógino en cada cual, es maravillosamente simbolizado por dos miniaturas en un manuscrito del siglo XV que Jung ha reproducido en su obra "Psicología y alquimia": durante la "mortificación" que es una preparación para el matrimonio y que toca a ambos sexos simultáneamente, el árbol de la vida es visto crecer del vientre del hombre y de la cabeza de la mujer; como si el hombre, para llegar a ser merecedor de una unión auténtica tuviera que despertar la parte femenina en sí mismo, tuviera que renunciar al razonamiento de la cabeza para sentir el movimiento de sus entrañas; y como mujer tenía que despertar su parte masculina liberándose del despotismo sensual y maternal de su vientre con el fin de tomar parte lúcidamente en la vocación del hombre. Finalmente, puede ser que los alquimistas conociesen no solamente del matrimonio propiamente dicho, sino de ciertas "técnicas" eróticas similares al Tantrismo y dirigidas a despertar la energía del sexo sin permitirle ser desgastada en la emisión seminal. Los textos presentan a menudo el símbolo grecorromano de la "Diana desnuda" al cual relacionan al alma del mundo, la visión de la cual es la meta del "trabajo en el blanqueado". Ahora sabemos que el "amor puro",  medieval que es el amor sin unión carnal, incluía la contemplación de la Dama desnuda. Como en el tantrismo donde la denudación de la virgen "simboliza" purificación, donde las prendas representan aquí las apariencias exteriores.                                    

 Esta práctica implicaba una total sublimación: los textos predecían que el profano que se atreviese a mirar a "Diana desnuda" con ojos de deseo correría el destino de Acteón, transformándose en un animal que sería devorado por los perros. Finalmente, la alquimia pudiera haber empleado un MAITHUNA, esto es una unión sexual ritual en la cual la esperma, en el momento de la emisión es abruptamente retenida y debe "reascender", de modo que la concentración más elevada de vida, la cual ella contiene, pudiera entrar inmediatamente en el plano psíquico y provocar un shock liberador. En un texto hermético-cabalístico el Asch-Mezareph, hallamos una referencia a un procedimiento de este tipo en la referencia al simbolismo bíblico del lanzamiento del arma de Phineas: "La lanza penetra al mismo tiempo al Israelita solar y al medianita lunar en el momento de su unión en el Locis Genitalibus. . . El punto de fuerza del hierro, actuando sobre la materia la limpia de toda su contaminación. Aquí el Israelita no es otro que el azufre masculino y la medianita debe ser entendida como agua. . . la lanza de Phineas no sólo mata el azufre masculino sino también mortifica a su esposa; y juntos son transmutados al mezclar su sangre en un singular acto de generación: Es entonces que los milagros de Phineas empiezan".

Tantrismo y alquimia. -

Como hemos anotado frecuentemente, los parecidos entre el Tantrismo y la alquimia son impresionante. Esto no sería sorprendente si se tiene en mente que estas dos tradiciones revitalizan el mismo simbolismo antiguo, mito-cósmico en naturaleza, haciendo de la identificación con el mundo el primer y necesario paso a la liberación. Así como la alquimia ha permitido que el carácter sagrado de la carne del mundo sea mantenido bajo el elevado ascetismo monástico de la cristiandad, así el Tantrismo parece haber nacido de una lúcida sistematización de los conceptos que subyacen los ritos(y mitos)carnales profundamente poéticos y castos de la vida diaria hindú, pero los que la especulación vedántica ha negado más y más en favor de una expresión aparentemente discursiva y desencarnada del misterio de la unidad. Estas raíces comunes, este rol parcialmente análogo explica porqué convergen las actitudes del Tantrismo y la alquimia. Ambas toman el cuerpo material como su punto de partida para transfigurarlo, debido a que no es otra cosa que el cuerpo espiritual identificado con su propia objetivación por el proceso del deseo "cosmogónico". Así el "cuerpo diamantino" del tantrismo corresponde al corpus glorificationis de la alquimia latina, y el símbolo del diamante es idéntico al de la "piedra" el que es también un diamante. Es debido a que las dos tradiciones tienen una concepción similar de la naturaleza: la alquimia es claramente un "shaktismo" que asume, aún en su oscurantismo final, el poder inmanente del principio así como el salvar al hombre - conforme a la afirmación Tántrica - a través de los mismos medios que habitualmente causan su caída. Finalmente en ambos casos es el mismo planteamiento de la sexualidad positiva que se detiene, explícitamente al menos, en el plano cósmico en la Alquimia, mientras que empieza IN DIVINIS para el Tantrismo: La oposición del azufre y el mercurio aparece así como una aplicación contingente relativa entre Shiva y su Shakti. Bajo estas condiciones, es normal observar los grandes parecidos entre la "fisiología" sutil del tantrismo y el de la Alquimia.

                                             

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