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charlando de sexo... y mucho mas

Historia de sexo virtual...

  

                                                                                     

Conocí fue a un hombre de unos 50 años, de una ciudad de España a 400 Km. de la mía, comenzamos a mandarnos correos y me cayó muy bien desde el primero momento, aparte de mis gustos sexuales, compartíamos otros gustos en común, podía contarle cualquier cosa y me aconsejaba sobre todo lo que podía, nos enviamos unas fotos y me llamó la atención lo atractivo que, pese a su edad, era guapo y tenía buen porte, me dio su teléfono y cuando hablé con él su voz acabó de conquistarme.

Este hombre viajaba mucho por toda España, por lo que muchas noches dormía solo en una habitación de hotel, normalmente tratábamos el tema sexo con total naturalidad, nos preguntábamos sobre la última vez que habíamos tenido un orgasmo, cuando nos habíamos masturbado… y cien cosas referentes al tema, pero nunca habíamos tenido cybersexo como tal, pero un día se tenía que ir de viaje por la tarde, antes de irse me comentó que esa noche le gustaría masturbarse pensando en mi y que si me apetecía hacer la locura de ayudarle…

Me lo pensé mucho ya que nunca había tenido ningún tipo de sexo por teléfono ni virtual, pero me apetecía hacer una locura. No nos dio tiempo a que llegara la noche para excitarnos por medio de los e-mail, mientras íbamos comentando si podríamos llamarnos por la noche, la cosa se caldeó. Me envió el primer correo diciéndome que me imaginara que estaba solo en su hotel, semidesnudo, con “todo” muy duro… Me preguntó si quería que siguiese adelante… El resto de correos los transcribo literales, en esta historia se fueron mezclando fantasía futura con el presente real, por lo que en unos momentos se habla de esa supuesta noche de hotel y otra de lo que estábamos sintiendo en ese momento, a la una del mediodía, cada uno en su oficina:

- Sigue por favor, imagina que yo estoy en mi cama, solo con la ropa interior que es como suelo dormir y con una sábana arropadita.

- ...Primero tocándome por encima del slip... por entre las piernas... subiendo hasta llegar al miembro.

- Yo estoy bordeando mis pezones por encima del sujetador negro que llevo con la punta de mi dedo índice, los noto muy duros y quiero imaginar que eres tú quien los está tocando

- ...Me palpo con ansia el paquete... se me esta poniendo dura y mojo un poquito el slip... meto la mano por un lateral... hacia los huevos... los amaso dulcemente.

- Mis pezones ya están muy duros y necesito sentir la palma de la mano completa tocándolos... quito mi sujetador y los comienzo a sobar con las dos manos.

                                                       

- ...Con la mano libre froto mi pecho... y pienso que estas húmeda... (Como ahora) que con tu mano aprietas tu sexo encima de la ropa... (Qué llevas puesto Ari?).

- Llevo una camiseta polo rosa y una falda blanca por media pierna, zapatos de punta fina, debajo... un conjunto negro, tanga y sujetador, lleva un poco de encaje y el tanga es transparente completamente.

- Ya la tengo muy dura... me descapullo... Dios... Ari... pienso en sentarme en el suelo, delante tuya, en tu despacho, meto la cabeza por entre las piernas, paseando mi lengua por los muslos, con las manos te atraigo tirando de las piernas, mi lengua no para... y llego a tu sexo, lo huelo... lo muerdo... te abro las piernas, veo el vello de tu sexo... masajeo tus pantorrillas… subiendo por los muslos y tiro con la boca del tanga hacia abajo, veo el principio del vello.

- mmmm... yo me vuelvo loca solo con sentir tu respiración tan cerca de mi sexo, me excita que estés ahí delante de mi, que vayas recorriéndome despacio, siento que estoy muy mojada y eso que aún no has llegado a mi más preciado tesoro... Estoy segura que sabes hacer disfrutar a una mujer como nadie.

- ...tiro de ti para que avances el culo y meterme el coño en la boca, todavía con el tanga, paso la lengua por las ingles... huele hummmm… muy bien... veo que estas muy húmeda y quieres pasar tu mano derecha por la entrepierna?... me cojes la cabeza y aprietas contra tu sexo... yo te tiro del tanga hacia arriba... introduciéndose en tu raja... la empapa... quiero que sufras, que te empapes... ahora te descalzo y chupo todos tus dedos de los pies... como si fueran pequeñas pollas... despacio... enteras... para mi.

- cielo... me estás derritiendo.

- ...me empiezas a desabrochar el pantalón... cinturón y metes la mano rápidamente. Estas caliente y loca por tener en tu poder mi polla.

- síiiiiii, meto la mano y comienzo a sobártela, a cogerla hacia arriba y hacia abajo, quiero sentir esa dureza, me gusta esto... Te quito el pantalón y el slip, la cojo por la base e introduzco la punta en mi boca.

En este momento finalizaron los e-mail, era la hora de salir del trabajo y no pudimos escribirnos nada más que otro para despedirnos y decirnos que por la noche intentaríamos ponernos en contacto por teléfono, ya que él estaría solo en un hotel, pero yo no me fui de la oficina, cerré todo y me quedé ahí, sentada en mi mesa, con mis manos metidas por debajo de la falda, metiendo los dedos por los laterales del tanga y soñando que esa boca se metía en mi coño caliente, húmedo y deseoso de sentir un orgasmo proporcionado por ese hombre, que a pesar de estar a 400 km de mi, me había calentado como nadie había conseguido hacerlo a través de una pantalla. Primero toqué mi clítoris con mi dedo índice, mientras que el dedo corazón jugueteaba entrando y saliendo de mi rajita, estaba toda mojada y me gustaba sentir mis propios líquidos, estaba cada vez más y más excitada.

Primero por el lugar, me estaba masturbando en el trabajo, alguien podía pillarme, aunque la oficina estaba cerrada, podría entrar gente por dentro, me daba muchísimo morbo que mi jefe pudiera pillarme masturbándome alli y segundo porque comencé a releer los e-mail y a imaginarme como se habría estado tocando él bajo la mesa, como se habría excitado escribiéndome y leyendo lo que lo escribía… mmmm me estaba poniendo malísima… mi otra mano acariciaba mis pechos por debajo del sujetador, me pellizcaba los pezones… comencé a subir el ritmo de mis dedos, cada vez hacía círculos sobre mi clítoris más fuerte y metía y sacaba mi otro dedo con más furia, sentía como iba a llegar un orgasmo que había estado deseando toda la mañana. Durante toda la mañana había sentido un cosquilleo continuo en mi sexo, pero no podía hacer otra cosa que acariciarme de vez en cuando por encima de la falda y rozar mis pezones disimuladamente por encima de la ropa, pero ahora… ahora no podía parar, era mi momento, iba a correrme, siiiii lo hice, me corrí allí, quedé extasiada completamente, solo pensando en como estaría él, si podría haber hecho lo mismo, si podría haberse desahogado o tendría que esperar hasta la noche para pensar en mi y dar rienda a su imaginación conmigo.

Usted sabia?

Ocho millones de estadounidenses son adictos al sexo virtual: pasan por lo menos 11 horas a la semana con sus parejas electrónicas, según el documental de la cadena CBS Cybersex Addiction. El reportaje recoge casos tales como el de un abogado de 56 años que explica de qué manera se enganchó en sólo dos o tres semanas, o el de una consultora en tecnología informática, de 31 años, que se viste especialmente para sus sesiones de sexo on line porque "no existe nada para mí, aparte de esto".

Según la encuesta Durex 2003, el 25% de los españoles ya utiliza Internet con fines sexuales. ¿Es ésa la tendencia mundial que arrastra nuestra vida sexual y la de las generaciones venideras? ¿Nos dirigimos hacia un mañana de placeres electrónicos, digitalizados y robóticos?

Si se trata de encontrar cifras, el problema de conocer las tendencias sexuales reside, fundamentalmente, en la escasez de estadísticas serias. El último macroestudio sobre hábitos sexuales en los Estados Unidos data de 1999. Según el Journal of the American Medical Association, el 22% de las mujeres sufría falta de deseo, un 14% tenía dificultades de excitación y un 7% padecía dolor durante sus relaciones íntimas.

¿Y los hombres? El 5% padecía impotencia; un 5%, falta de deseo, y un 21%, eyaculación precoz. En España, un reciente estudio de la Federación Española de Sociedades Sexológicas afirma que el 34% de la población ha tenido o tiene alguna disfunción sexual. Y eso es más de un tercio de la población, suficiente porcentaje como para que el mundo espere con ansiedad la llegada de un elixir del amor (que se pueda conseguir en Internet, igual que el Viagra). La peligrosísima combinación éxtasis-Viagra es ya un clásico de los fines de semana. Uno aumenta el deseo sexual, el otro permite una alegría en el cuerpo que, de otro modo, tras 48 horas de fiesta ininterrumpida sería complicada de lograr.
En Estados Unidos o en Francia, este cóctel ha alcanzado tal nivel que ha triplicado el número de consumidores de Viagra menores de 45 años. Obtener las drogas sin receta es sencillo: la Web está repleta de pseudofarmacias en las que, luego de tres preguntas banales, un cibermédico verá en nosotros un claro síntoma de falta de Viagra. Pero, junto con los afrodisíacos, el otro gran mito del sexo de estos tiempos es el que propicia la creación de una media naranja mecánica. En la Ilíada, de Homero, el dios herrero Hefesto compensaba su falta de atractivos con una habilidad con el yunque que le permitió fabricar dos robots femeninos. Pero ni un genio como Homero ni un visionario como Villiers de L’Isle Adam –que en 1886 publicó La Eva futura– pudieron imaginar que la Eva moderna fuera a tener las curvas de un monitor de computadora.



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