Blogia
charlando de sexo... y mucho mas

Una historia real contada por Jose...

Una historia real contada por Jose... Todo comienza con una de mis visitas al psicólogo, porque si, aunque parezca muy normal, a veces el estrés te amerita visitar a algún especialista.
En la sala de espera ya se sentía el calor de una mañana de verano, hacia muchísimo calor y por consiguiente todo mundo andaba de remera manga corta, pantalón corto y en ocasiones, chinelas.
Esperaba a ser llamado, como cada martes y viernes, en eso ocurrió, me llamo la secretaria del Dr. Moreno, y me dijo que estaba de vacaciones y que entraría en reemplazo suyo el Dr. Gustavo , yo estaba disconforme con la medida y rezongué un rato largo, pero como quería irme pronto acepte, total luego volvía mi doctor y retomábamos la terapia.
Pero no sabia lo que me estaba por perder, resulto que el Doc estaba más bueno que el elefante de mi anterior medico. Moreno, bronceado, ojos marrones oscuros, un cuerpazo increíble, según me comento, tenia 24 años y era un recién graduado de la Universidad de Buenos Aires.
Él quería tocar mi infancia y yo lo quería tocar a el, era una fantasía. Estaba con una camisa blanca a través de la cual podía ver su pecho musculoso y velludo, un pantalón de vestir negro ajustado a mas no poder y unos zapatos, que fueron lo ultimo que le mire.
Me dijo que me recostara en el diván y que charláramos acerca de lo que me estaba sucediendo últimamente, le conté de todo un poco, él me saco cierta información, pero más información le saque yo a el.
Es Cáncer igual que yo, le gusta el deporte y se notaba, la música electrónica y de todo un poco, pero que era nuevo en la ciudad y no conocía a nadie, mas que a sus pacientes.
Él quería que charláramos y yo quería garcharmelo, no habían dos opciones. Le pregunte si tenia novia, mujer, amigobia, chichi o dueña, me dijo con una sonrisa que ninguna de ellas. Aclamaba mi humor.
Terminada la sesión me dijo que viniera el sábado, ya que el viernes no podía venir, le dije que aquí estaría, le dije a la secretaria y me fui, con una sonrisa de oreja a oreja tras ver a mi doctorcito súper papito.
En toda la noche solo pude pensar en su cuerpo sobre / dentro del mío, fantasía tras fantasía me carcomieron la cabeza durante la noche. Y a la mañana siguiente me tome un pequeño desayuno por mi ansiedad [3 Jugos de naranja, 4 facturas, café, té, 7 galletas de agua, y 3 rebanadas de queso] pero por suerte como soy atlético los bajaba en la tarde en el gimnasio.
Al llegar, solo estaba yo en la sala de espera, la secretaria ni bien me vio, me hizo pasar. Me saludo mi doctor y me recosté sobre el diván, hablamos casi tres horas, a mitad de mi charla entro la secretaria y le dijo al Psicólogo que se iba.
Al ver que ella se fue me sentí como más descargado de mis confesiones y una cosa llevo a la otra, hasta que tocamos el tema sexo. Mientras yo le contaba, el se tocaba la pija por debajo de su escritorio, y como el diván es muy bajo se veía con una óptica increíble.
Luego, bien, lo empecé a provocar, me relamía los labios mirándolo, sonreía mientras hablaba, y eso lo ponía aun más nervioso. Le dije – ¿Esta bien doctor?, Lo noto algo nervioso, ¿puedo hacer algo? – me dijo que no pasaba nada, que era cansancio, ya que no había tenido sexo en mas de un mes y medio.
El tipo era un volcán de testosterona dispuesto a explotar en cualquier momento, y yo prefería que explotará en mi interior. El se tocaba la chota y yo lo idolatraba, no la tenia a la vista, pero parecía bastante larga y gruesa, era un pitón dispuesto a devorar todo a su paso.
No pude mas y me le lance de entrada, él estaba en su silla y yo fui donde él, le dije – Confíe en mi, sé exactamente lo que necesita-
Le baje el cierre del pantalón y él, medio como que se negó, por miedo a que si hubiera alguien, pero si la secretaria no estaba, y no había nadie mas, ¿quien podía verlo hacerlo con un paciente?.
Si, no, si, no, hasta que se soltó y me dejo hacerlo mío como tanto anhelaba. Le baje los pantalones hasta el suelo y su slip siguió el mismo camino. Su pija era más grande y apetitosa de lo que yo pensaba. Mi mano era insuficiente para pajear a ese nene, era incontrolable, larga y tiesa como nunca vi una antes, cabezona, pidiendo a gritos –Mamame, por favor mamame-
Y con todo gusto me clave en su chota, yo cabeceaba y el se relajaba, era un intercambio psicológico, él me entregaba su angustia peluda y yo mi boca para contenerlo.
No sabia con exactitud cuanto le media exactamente, pero calculo que entre 19 y22 cm andaba. Y ahí sí.. se soltó el doc en un desenfreno sexual inexplicable.
Me tiro al diván, me levanto las piernas a la altura de sus hombros y me empezó a dar sin parar. Ambos gritábamos del placer que recibíamos uno del otro, era tan sexy tener su pija en mi culo, me sentía como Caperucita Roja, siendo comida por el lobo, o como un esclavo de su amo, y no por las cadenas precisamente.
Puso un poco de radio, en un volumen fuerte, cosa que nadie notara lo que hacíamos sin pudor alguno, me puso en 4 y ahí si, se descargo de una manera increíble. Se levanto y fue directo a su escritorio, tiro todo lo que se encontraba sobre el y me llevo hasta allá.
Me puse en 4 sobre el escritorio y me lamió el culo, luego y entro por segunda vez, antes de darnos cuenta estábamos teniendo sexo sobre su escritorio y me machucaba las nalgas con su látigo de carne, que me convertía en su esclavo, impidiéndome escapar de sus garras o más bien, de su garcha.
El control remoto de su televisor estaba sobre el escritorio y sintonizo un canal para adultos, para darse mas ideas, mientras me daba por el culo veía la tele, una mezcla explosivamente erótica.
Mi ano era un niño insaciablemente necesitado de lo que el tan gentilmente me ofrecía, chupaba su pija como si fuera un caramelo, y me entraba como a la pizza de muzzarella, y su apetito aparentemente era incontrolable.
Me sentía en una nube, de leche, pero nube al fin. Como a las 3 horas terminamos lo que tan fugazmente comenzamos como una simple visita a un especialista en traumas y termino con la visita a un cogedor de primera con una calentura indestructible, aun después de haber tenido lo que tanto buscaba.
Me vestí, estaba a punto de irme, cuando me detuvo y me dijo – No pensaras dejarme así – dijo señalando su pija que esta hinchada como si un enjambre de abejas se hubiera posado sobre ella.
Me dijo que era la primera vez que lo había echo con uno de sus pacientes, que en realidad el era nuevo en la ciudad porque venia de un pequeño pueblo de las afueras de Uruguay, y que debió irse de allí porque tenia sexo anal a escondidas con unos gendarmes del lugar, y que ellos le prometieron guardar lo que sucedía en secreto, pero en realidad fue todo lo contrario. Y que por la vergüenza tuvo que salir de su hogar y emprender una nueva vida, casi todos le hacían la vida imposible.
Esa misma noche me puse a chatear en Internet con el fin de conocer gente nueva y descargarme de los sentimientos reprimidos que me invadían. En eso, veo que Gustavo estaba conectado e intente acercarme nuevamente a el.
No obtuve respuesta alguna durante unos instantes, - Hola, como estas, disculpa que no te respondí recién, es que estaba ocupado con.. unas hojas – me respondió a los minutos.
Me sorprendía muchísimo que estuviera trabajando hasta las 3 de la mañana, le pedí que pusiera la cámara de su PC, la puso. Fue extraña la situación, él estaba completamente desnudo frente a la computadora, en ese momento paso por detrás suyo un negro musculoso totalmente desnudo.
Le volví a preguntar en que andaba, sin preguntarle obviamente por el negro, me dijo que estaba trabajando duro para no tener tanto trabajo a la mañana siguiente, le dije que se le notaba que tan duro trabajaba, que ``trabajaba como un negro sudado``, el no entendió bien porque se le dije, creo que no se había dado cuneta de que el negro se paseaba de un lado al otro mostrando sus largo atributos.
A la mañana siguiente me invito a tomar un café en el centro para charlar y saber en que andaba, porque me consideraba su amigo, ¿que loco no?, un día que tuvimos sexo anal y ya era su amigo, pero bueno fui igual, porque en una de esas, uno nunca sabe cuando puede volver a pasar un encuentro sexual repentino.
Al entrar lo reconocí al instante, tenia los ojos rojos, como sino hubiera dormido bien anoche – y claro, con un negro así, quien podría- y además bostezaba a cada rato, me dijo que había pensado en mi toda la noche y que no podía olvidarse de lo que había pasado entre nosotros aquella tarde. Mentira, que se va a acordar de mí, si a las 3 horas ya estaba con otro, pero no le dije nada de lo que yo ya sabia y decidí seguirle el juego.
Me invito a su casa a comer esa misma noche, y me podría servir para saber que clase de cosas hacia el Doc cada vez que estaba fuera del consultorio. Cuando llegue a su casa eran las diez, me hizo pasar y me hizo esperar en su living, ya que él estaba terminando la cena, sobre un estante había una videocámara y un montón de películas en cajas negras, pero los rótulos tenían nombre de hombres – Pablo, Adrián, Mauri, Isbrahim, Hiroshi, Paul, Jean Pierre – la curiosidad me gano y puse una en la tele en con el volumen mudo.
Me quede boquiabierto al ver su contenido grafico ante mis ojos, él filmaba a los hombres con los que tenia sexo en su oficina y los tenia en un estante, como si fueran un trofeo suyo, la saque y puse otra, él era interracial, había tenido sexo con japoneses, europeos, negros, mulatos, payos, rubios, morochos, pelirrojos, árabes, judíos todos eran una atracción para él.
Decidí jugarle la misma pasada, íbamos a mitad de la comida cuando empecé a provocarlo, con miradas, gestos, señas que el obviamente no pudo resistir, y cuando nos dimos cuenta estábamos tirados en el piso cogiendo desesperadamente como animales. Nuestro único testigo era la videocámara que permanecía encendida filmando todo lo que sucedía en esa alfombra.
Me puso en cuatro y con la cabeza contra la mesa de salón que allí se encontraba, era un sacudon increíblemente placentero, que le daba a mis nalgas su alimento necesario para recobrar sus energías.
Luego los roles se invirtieron, y fui yo quien empezó machucarle las nalgas contra mi pija que ardía, tanto de rabia y bronca como de deseo y lujuria.
Termino la situación en un plano bastante desenfrenado e involuntariamente erótico, que cubría todas mis expectativas, estábamos devorándonos en una especie de canibalismo o ritual indescriptible.
Como al tiempo me entere de que el Dr. Poronga larga tenia un gran numero de affaire con sus pacientes, y que entregaba sus videos a Internet y tenia una página que se llamaba ``Cogiendo con el doc.com`` y fue justamente a ese tipo de personas a las que les mostré el video en cuestión, por alguna extraña razón es que uno de esos videos cayo en manos de un superior de Gustavo, y digamos que desde entonces no atiende mas en su consultorio ni compromete a sus pacientes, ya que en la actualidad no tiene pacientes, ya que tomo una larga estadía en la Penitenciaria de Buenos Aires, donde tiene a todos los hombres que desee, y ellos no le cobran por sus servicios, sino que lo hacen simplemente por ``Buena onda``.

0 comentarios