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Dificultades de Ereccion...

Dificultades de Ereccion...

El ser humano es el único en su especie que ha desarrollado y dilatado la actividad sexual y con ella el coito por placer. De ahí que para el hombre sea necesaria la habilidad de mantener la erección durante un tiempo relativamente prolongado, mientras que en la mayoría de los animales, la copulación es una actividad rápida, incluso con reacciones simultáneas de erección y eyaculación.

La historia clínica y médica nos muestra que este problema está presente en la evolución del hombre pero los datos estadísticos no tienen suficiente fiabilidad. Sin embargo, hoy sabemos que la disfunción eréctil, en cualquiera de sus modalidades es un problema muy generalizado, que afecta a más de 100 millones de hombres en todo el mundo. Este dato, más las implicaciones de tipo psicológico, social y médico, lo convierten en un problema de salud pública.

La disfunción eréctil es la dificultad o imposibilidad que tiene un hombre para lograr una erección o para mantenerla. Hay diversos grados de disfunción eréctil, que van desde la imposibilidad total hasta la dificultad de mantenimiento leve. En algunos casos se puede originar solo en unas circunstancias, o bien en todas. Hay hombres que padecen la disfunción solo con un tipo de mujeres, mientras que con otras no. En algunos casos está asociada a la situación específica, por ejemplo si la excitación se produce en momentos de poca intimidad; mientras que en otros casos, se produce con independencia de las circunstancias y está más ligada al estado del propio individuo.

Como la erección es un proceso neuro-vascular, es decir, en el que intervienen tanto el sistema nervioso como el riego sanguíneo, lo primero que hay que evaluar es si el problema es de tipo fisiológico o bien es conductual o psico-social (fenómenos externos o internos a los que reaccionamos con estrés, preocupación, inhibición, tensión, etc.). Cada tipología tiene un tratamiento distinto, por eso es importante la primera evaluación y diagnóstico que trate de identificar y delimitar las implicaciones psicológicas, sociales y médicas.


Sin embargo, la inmensa mayoría de los hombres con este tipo de problemática no comunican sus inquietudes, su sufrimiento y sus dudas, lo que hace imposible una labor terapéutica y su posible solución. Son una minoría los que acuden a consulta y dan los pasos necesarios para eliminar el problema; como son pocas las personas conscientes de la importancia de una salud sexual para el bienestar general. Mientras tanto, la mayoría de quienes padecen este problema es víctima de su incomunicación, de su vergüenza y de la falta de información, cuestiones que le afectan a él personalmente y también, de forma muy notable a su pareja. El se ve afectado física y psicológicamente, con una notable pérdida de autoestima y otros factores emocionales asociados, como ansiedad, depresión, desmotivación, etc. Su pareja sentirá la incomunicación y la falta de confianza como una manifestación de distancia y de desamor. El resultado es la frustración, el recelo, la pérdida de confianza y en muchos casos la separación.

Generalmente, si las dificultades solo se producen en un tipo de circunstancias, o con solo determinadas personas, el problema suele tener causas conductuales, por lo que la terapia tendrá que estar dirigida a modificar todos aquellas creencias, actitudes y comportamientos que están impidiendo el correcto funcionamiento del sistema psico-neuro-vascular. Mientras que si las dificultades son de carácter generalizado tanto de personas como de circunstancias, habrá que descartar previamente los factores fisiológicos (artritis, problemas localizados en la médula espinal, arteriosclerosis, etc.), para una vez descartados o confirmados proceder a la terapia adecuada.

Es conveniente saber que para que se produzca la erección, el sistema parasimpatico ha de entrar en acción. Esta parte del sistema nervioso periférico, que actúa sobre determinados órganos, entre ellos el pene, es el que facilita la vasodilatación de las arterias y vasos de los  cuerpos cavernoso y esponjoso activando la irrigación sanguínea del pene y la hinchazón y erección adecuadas. La erección no se produce, o se desvanece si durante el proceso en el que tiene lugar fallara cualquiera de los elementos intervinientes, como los nervios que controlan las señales, las hormonas, la vasodilatación, etc.
Pero, y esto es muy importante, también puede fallar porque existiera cualquier situación que provoque la tensión, el miedo, la preocupación, la alteración del estado de placer, provocando que el cerebro desactive el sistema parasimpático, dando la alerta generalizada y situando al hombre en estado de tensión. Esta situación hará que la musculatura del pene se contraiga y la sangre vuelva a vaciarse del pene, que regresa a un estado de flacidez.

En muchos casos en los que el problema original se debe al organismo, también falla la respuesta emocional del individuo, haciendo así más difícil la recuperación de la erección, incluso cuando se administra una medicación como la Viagra. Una mayor dosis de oxitocina (componente fundamental de la Viagra) en la sangre, ayuda a relajar la musculatura lisa y la vasodilatación, pero si al tiempo, continúan activos los mecanismos psico-sociales de estrés, tensión, miedo, etc., puede llegar a anular los efectos positivos de la Viagra.

Así mismo es muy corriente que además de un problema de erección se adhieran otro tipo de problemas como el bajo deseo sexual o de rechazo, ya que las situaciones vividas provocan la frustración y la anticipación del fracaso, produciendo en el individuo una actitud de abandono y de desinterés e incluso rechazo por las relaciones sexuales.

Factores de origen psico-social como el estrés, la ansiedad, la frustración, los sentimientos de culpa, la anticipación del fracaso, la depresión, la baja autoestima son responsables de aproximadamente un 20 por ciento de los casos de disfunción de la erección.

La ingesta continua de medicamentos  antidepresivos, tranquilizantes, antihistamínicos, reguladores de la presión arterial o el tratamiento de la úlcera, etc. pueden favorecer la disfunción eréctil.

En general, cualquier lesión vascular o nerviosa, localizada en el pene, la columna, la pelvis, próstata y zona adyacente al pene, puede provocar una disfunción en la erección. La cirugía de próstata puede ser la causa de lesiones en nervios y arterias que afectan al funcionamiento del pene, pudiendo provocar disfunción eréctil.
 
El mayor porcentaje de las disfunciones, cerca del 70%, se debe a enfermedades como el alcoholismo, la diabetes, problemas de riñón, arteriosclerosis, problemas vasculares o neurológicos. Como comentábamos antes, además de padecer la disfunción por causas fisiológicas, estas personas también padecen habitualmente los síntomas psico-sociales antes descritos (estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima).

Por lo tanto, dependiendo del diagnóstico, el tratamiento puede requerir terapia sexual, psicoterapia, terapia con medicamentos, dispositivos de vacío y cirugía. En principio es recomendable un tratamiento que sea lo menos invasivo posible. Partiendo de la terapia sexual o el control de la medicación, para llegar en último término a la cirugía, cabe recorrer muchos estadios, tratando de resolver el problema sin necesidad de realizar intervenciones que no tengan reversibilidad.

inf,d.Salinas2004

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